Caricamento in corso...

EXTREMOS

Uno de los dragones me chamusca las barbas rojizas,
el otro, simétrico, sabe quién está acá encerrado,
llega hasta sus aposentos y se arrodilla por mí.
Un dragón, huraño, me renunció malherido,
impiedoso en la lucha con los caballeros
sanguinarios y voraces, que quisieron
rescatar a la princesa de la vida.
Un dragón inexperto, posa mi
cabeza en sus piernas, en
medio de sus manos,
se ilumina, y calla.
Dos dragones,
una presa,
endeble.
Única.
Yo.

De «Un bicho cayendo con épica agonía»

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