I
Muera quien tiñe el asfalto
de sangre tibia y espesa,
muera el chacal que de un salto
se apodera de su presa,
muera quien humilde besa
la mano que lo castiga.
Muera la voz enemiga
que transita por el cielo.
Siga el festival del Duelo
El Festín del Duelo siga!
II
Árboles de sangre estallan
en medio de las praderas,
doradas enredaderas,
de arterias los ametrallan.
Por donde quiera batallan
la sangre helada y la muerte,
me puse de pronto a verte
por tu propia sangre ahogada
y se iluminó la Nada:
me decidí a defenderte.