Severo Sarduy

La cuarta noche

Oye, qué acordeones falsos.
La lucidez, el muro blanco,
 
(la voz gangosa del disco)
rayado, un leopardo arisco
preso entre los hilos rojos.
(las agujas de sus ojos
 
me miran). La hoja en blanco,
la mano que escribe, temblando
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