#EscritoresCamagüeyanos #EscritoresCubanos
El paso no, del Dios, sino la hue… escrita entre las líneas de la pie… verdinegra y porosa. Aún la hiedra retiene las pisadas, aún destella de su cuerpo el contorno sobre roj…
Si nuestra pintura, en la expresión de sus trabajadores la aventura de unos cuantos hombres que han buceado en la realidad cubana ha alcanzado un “estilo” original que la identifica y d...
Cuerpo con cuerpo: las pieles se aproximan y se alejan entre espejos que reflejan su deseo. No develes la imagen –esos laureles
El gamo, contra el naranja del bosque, pasa mojado, veloz. El aire cuajado añade al bosque una franja de aros dispersos. En esos
Las húmedas terrazas dominaban el templo, la planicie entre dos m… superpuestas, azules, triangulares… Simétricas estatuas deslizaban sus fragmentos de mármol por la ni…
La presencia del poeta, del creador occidental en Oriente, no puede evaluarse, como se ha hecho con excesiva frecuencia, por su adhesión a una religión—casi siempre brahamanismo edulcor...
Oye, qué acordeones falsos. La lucidez, el muro blanco, (la voz gangosa del disco) rayado, un leopardo arisco preso entre los hilos rojos.
En el Zoco Chico, plaza de la Medicina de Tánger, Roland Barthes reconoció el «lugar de la escritura». ¿Cuáles son las coordenadas de ese sitio? España, allí, se ve «desde abajo», como ...
No abandone tan pronto, señor lector, la lectura de este artículo cuando le advierta que voy hablar de Martí. No mueva las manos nerviosamente. Yo lo comprendo: también he padecido por ...
Flauta. Son. La madrugada se descompone en su prisma de grises donde se abisma el gris de tu voz rajada. Blanco. La línea borrada
Los prospectos turísticos siempre tienen razón. La prueba: esta frase, leída en un folleto rojizo, de tipografía brumosa: «Dejarás a Benarés, pero Benarés no te dejará. Algo en ti, aden...
El émbolo brillante y engrasado embiste jubiloso la ranura y derrama su blanca quemadura más abrasante cuanto más pausado. Un testigo fugaz y disfrazado
No acudas a linimento, alcanfor, miel o saliva, que atenúen el momento de más ardor. No se esquiva con ardid, ni se deriva
¡No es cierto lo que dicen! No he matado a cien personas. Sólo a unas cuarenta, y otras veinte torturadas... es decir, veintidós, porque había dos niños, ahora que recuerdo. Pues bien, ...
Poco interés presentan estas cosas para un Concilio, que otras más ur… —la talla de los ángeles, las fuen… del Edén–, y sin duda, más valiosa… apremian sin cesar. Insisto empero