Veintisiete de marzo
somos una
He caminado quinientos pasos detrás del sol
y también al frente, como guiándolo.
Para que no pueda ver
como se me quiebra el agua en las ventanas.
Me recorro con la mente.
En los radios presiono mi angustia,
me trago los sueños y saben amargos.
Se me embota la esperanza en la nariz.
Todo pesa, todo en los párpados,
se multiplica en las arrugas.
La culpa y mi falta de perdón a mis faltas
hacen su nido en mi pecho.
Pero luego todo brilla,
todo sigue brillando.
Yo soy la gota de lluvia falaz
Que aparece en verano.
Mi soledad se mezcla, corre,
se indigna y se avergüenza.
La dejo ser libre pero me respira y me abraza,
me tranquiliza y me recuerda que somos una.
