Cargando...

La carta guardada en mi cartera

De las cartas que nunca envío

Y no llego a entender por qué, siempre que miro tus ojos veo cada maravilla oculta para el mundo. Y detesto que mi cabeza siempre invente ese brillo que resplandece a tu alrededor, y como si fueras un santo, soy fanática de tu aureola.
El tiempo que me tomo para la reflexión me dice; tal vez te hiciste una idea equivocada sobre esta persona, tal vez exageras sus virtudes y lo idealizas como a un ser angelical y perfecto, ni siquiera le conoces tanto. Y yo lo sé, sé que esto es verdad, es la bioquímica de mi cerebro pintando un retrato tuyo con tintas rosas, pero saberlo sólo me induce el deseo de acercarme y conocerte más, porque siento una inmensa curiosidad hacia tu persona y quiero desmentir todas las ideas equivocadas que me he hecho sobre ti.
Somos amigos a pesar de que te confesé que me gustas y te platiqué de la forma en que te veo, y tú sigues ahí, acercándote aunque esto no me lo correspondas y estoy agradecida por no haber perdido lo poco que tengo de ti, pero me frustra saber que en realidad no te interesa tanto pasar tiempo conmigo como a mí.
Me pesa haber confundido tus miradas, tu compañía, tú búsqueda, tu interés, tus preguntas y tus risas al unisono con las mías; siempre que te acercabas me sentía tan feliz por creer que tú también me querías descubrir, y no me quejo de ser tu amiga, pero me duele un poquito saber que ese es el límite.
A pesar de que estaba aceptando la idea de replantearme todo y verte sólo como a un amigo, siempre espero a que tú me saludes o te acerques, como antes, queriendo pasar el tiempo conmigo; y me da miedo que eso cambie porque sabes lo que siento por ti.
Todavía no abandono la idea de que te puedas fijar en mí, pero eso sólo me hace sufrir
porque para ampliar esas posibilidades necesito pasar más tiempo contigo, pero a veces eso no es posible; suplico al universo por tener tiempo pero no me deja en paz el miedo de creer que sólo puedes gustarme más
y que tú quedes intacto a mis intentos...

Ha pasado mucho tiempo y nunca le entregué una carta escrita a mano
con las letras retorcidas y rayones rápidos por la angustia;
un día la carta se perdió y quedó perdida en un manual de la universidad que me revisaron en alguna oficina, sin embargo, no llegó a él ni por accidente.
Ahora, arrugada por el tiempo y mis manos, esta carta estuvo guardada en la obscuridad de un cajón, un día de limpieza la acogí entre mis manos y acaricié sus letras y pasó a dormir un tiempo más en mi cartera,
hoy la transcribo porque ha llegado a su fin, espera impaciente por descansar en el papelero,
pero siempre he pensado
en algún lado esto debe quedar plasmado

#carta

Preferido o celebrado por...
Otras obras de Sweet Pandemonium...



Top