Edad estacionaria de un otoñal anuncio
Quien ya no tiene casa, no la construirá.
Quien ahora está solo, lo estará mucho tiempo.
Velará, leerá, escribirá largas cartas
e irá por los paseos, deambulando
de un lado a otro, mientras las hojas caen.
Rainer Maria Rilke
Edades piafantes tocan en
suerte
al árbol en flor,
componiendo la llegada
(entrada en vínculo con él)
de una luz diseminada de
Luna...,
menguante, llena, eclosionada:
armonial.
Su fuerza
intercesora
desvistiendo
la
Tierra.
Paraíso viejo..., aromas de él
para los deshojadores de la
Huerta.
Penumbrales oscilaciones
(entre el
peregrinaje y la errancia)
hacia la
procesión.
Más allá de las techumbres: el Sirio en lo
Alto, pronunciando las
declaraciones de cuerpos
desprendiéndose
—tan ligeros, tan maduros de vida que sólo pueden caer y solamente
caerán flotando–.
Lejos de las contundencias
el descenso narra
lo sido
en el viento al que se
se abandonan...
Es otoño.
