Luego, pero aún en el impacto de leer los libros de Castaneda Las enseñanzas de Don Juan
(1968); Una realidad aparte (1971), Viaje a Ixtlán (1971) y Relatos de poder (1974) vino a
darse este poema que presento, no tanto como una síntesis intelectiva como un modo de
ofrecer honra, gratitud a estas escrituras, que, a mí, se me brindaron sapienciales. Desde el
son del agradecer, escrito fue esto...:
Pero un hombre que sólo recorre los
caminos de la vida lo es todos. Hoy no soy
ni guerrero ni diablero. Para mí ya no
hay nada de eso. Para mí sólo recorrer los
caminos que tienen corazón, cualquier
camino que tenga corazón. Ésos recorro,
y la única prueba que vale es atravesar
todo su largo. Y ésos recorro mirando,
mirando, sin aliento.
(Don Juan)