Vicky Fernandez

Ayer no será mañana

 
Las horas se han cristalizado,
enfrentándose a las gotas de cada domingo,
y cogiendo un color mate que solo me deja
ver los recuerdos en tonos ocres.
 
Los últimos tiempos...
 
Cada minuto está siendo más extraño que el anterior,
y los segundos están siendo los primeros en quedarse sin mí.
 
No sé si el otoño está jugando conmigo,
o contra mí,
no sé si el frío corta mis ganas
alargándole los latidos al invierno,
o está granizando solo en mis pestañas.
 
No sé si la soledad también
se está adueñando de mis palabras,
y por eso ahora,
con suerte,
susurro con algunas.
 
No sé si me estoy conociendo
...
u os estoy desconociendo al resto,
y es por eso,
por lo que me siento más mía que nunca.
 
Llevo toda la eternidad desde el primer septiembre
esperando algo que creía innato,
pensaba que estaba lejos o cerca,
pero que jugaba en mi tablero,
aunque siempre haya sabido
quien iba a ganar la partida.
 
Me gustaba pensar
que simplemente me acariciaba a veces,
para luego hacerme un guiñapo,
y destrozarme en cualquier sala de cine,
que iba y que venía,
que jugaba a hacer trazos irregulares conmigo,
como si fuera una pasarela
entre la autodestrucción y el amor.
Porque así le gustaba ser a ella,
porque sabía que solo así podía tenerme
entre sus dedos.
 
Todo lo que he temido hasta el momento
son solo las heridas
a ras de la piel de gallina,
que a años de haberme roto
me siguen sangrando,
porque a alguien se le olvido desvelarme
qué hacían con los restos cuando caía la noche.
 
Y ahora solo me quedo yo,
hilo,
y aguja.
 
Por eso he puesto fin a las excusas,
al miedo fingido,
a las exigencias,
y, sobre todo,
a la impetuosa soledad que no puedo dejar de querer,
para darme cuenta
de que todo de lo que huyo,
es todo lo que necesito.

Other works by Vicky Fernandez...



Top