Género: Poesía clásica
Tono: Melancólico, Reflexivo
Todo niño es un artista, un titán de luz y asombro, pinta el cielo con su sombra, canta el mundo a su medida. En su mano el sol palpita,
Ahí llega mi tía Nora, con su vestido limón; y en sus manos una cesta, llena de dulce y canción. Trae cuentos de mil colores,
Fulgor de luna temblor dorado, luz inextinguible que en la sombra oportuna queda anclado.
Cae miel dorada, brilla en su fulgor, flor iluminada, sueño y resplandor. Si no está conmigo,
Dijiste “una falta” y fue un gran… “solo un desliz” cuando ardió el a… “Un pequeño fallo”, todo se quebró… “cosas del destino” cuando él se m… “Tan solo un rasguño” y sangró la…
En la tibia penumbra de la cocina tus manos y las mías bailan una danza callada. El agua hierve su impaciencia, la cafetera tiembla de aroma
En un jardín florido, rosa y mariposa, comparten alborozo en danza primorosa. La rosa, tan fragante,
Camina la brisa con los pies descalzos de la tarde… silenciosa, como un eco dormido en la nostalgi… Las hojas tiemblan
Toma un puñado de sombras del rincón donde nadie mira, mézclalas con agua turbia de las fuentes de la vida. Añade un suspiro hondo,
Mirar es un acto sencillo, una ventana al exterior, un reflejo en el cristal, un destello, un resplandor. Ser visto es más complejo,
Suena el verso, canta el alma, es un universo que nos calma. Fina estrella,
Quizá llueva mañana. Quizá el río crezca y borre los pasos que ayer se hundieron en la orilla. Quizá no regrese
La torta voladora Si mezclamos harina y magia, un huevo y un poco de sol, podemos hacer una torta ¡que se va volando al balcón!
Olvidados, sin aliento, van de espaldas a la vida, con las sombras en los ojos y la angustia reprimida. Los oprime la injusticia,
Lo extraño no es caer, es quedarse suspendido, como ramas en invierno aferradas al vacío. Lo extraño no es callar,