Yo no sé por qué mi Dios le regala con largueza sombrero con tanta cinta a quien no tiene cabeza. Adónde va el buey que no are,

¿Qué he sacado con la luna que los dos miramos juntos? ¿Qué he sacado con los nombres estampados en el muro? Como cambia el calendario,

¿Por qué será, Dios del cielo, que no se resigna el alma cuando nos cambian la calma por olas de desconsuelo? Tal vez sea por orgullo

Se juntan dos palomitos en el árbol del amor; fin de la separación que los tenía contritos. Brillaba con sus rayitos

Ya se va para los cielos Ese querido angelito, A rogar por sus abuelos, Por sus padres y hermanitos. Cuando se muere la carne

En la prisión de la ansiedad medita un astro en alta voz, gime y se agita como león como queriéndose escapar. ¿De dónde viene su corcel

Tan demudado te hei visto que no me querís ni hablar, lo que me das a entender que me querís olvidar. Cuando llego y te saludo

Una naranja me dieron, a mi dos me la quitaron, entre tres la arrebataron, cuatro por mí se opusieron, cinco la vida rindieron,

Pa’ cantar de un improviso se requiere buen talento, memoria y entendimiento, fuerza de gallo castizo. Cual vendaval de granizos

Adiós, corazón amante, ya me voy a padecer, dile al cielo que no muera ay, hasta que te vuelva a ver. Sólo una cosa te pido

De mi vera te fuiste hasta Santiago, sí, hasta Santiago. De mi vera te fuiste hasta Santiago, sí,

Qué contenta estarás, bella joven, reclinada en tu lecho de flores y yo vengo en mis noches sombrías a cantarte mis bellas canciones. Bella joven que ahora duermes

El joven para casarse siempre busca bonitura, con la soberbia que tiene yo lo dejé en la basura. Huichi huichi que sí, que sí,

Anoto en mi triste diario: «Restaurán El Tordo Azul». Allí conocí a un gandul de profesión ferroviario. Me jura por el rosario