Buen instante al renacer otro invierno
para medir mi paso por la cumbre.
Cuando respondo gracias (por costumbre)
al “feliz cumpleaños” no discierno
mi felicidad, ¿qué tanto gobierno
hay en ese gracias? Me he roto en lumbre
como todo adolescente, y vislúmbre
sobre mis propios vidrios. Desde tierno
camino alegre sobre planos plenos
junto a mi familia como farol
y tan siquiera una amistad de hoguera.
Tras cada año al agua le falta menos
para colmar el frasco, pero el sol
muestra su risa antes de primavera.