1983
#Españoles #Mujeres
Una tinieblas que prometen y a veces amenazan abrirse. Y es difícil creer que quien recorre tal camino no se vea acometido por el tempor y un temblor casi paralizantes. Es la luz de un ...
El agua ensimismada piensa o sueña? El árbol que se inclina buscando s… el horizonte, ese fuego intocado,
Y las piedras preciosas, esas grutas de esmeraldas que nacen en sueños y al soñante acogen tan de verdad que éste conserva en la vigilia las huellas del tacto, a veces hecho memoria tan...
Comencé a cantar entre dientes por obedecer en la oscuridad absoluta que no había hasta entonces conocido, la vieja canción del agua todavía no nacida, confundida con el gemido de la qu...
Pámpano, rosa, las eras las navas Altura carrascal cántaro, hombre, las eras ladera, azul, la quebrada
No me respondes, hermana. He venido ahora a buscarte. Ahora, no tardarás ya mucho en salir de aquí. Porque aquí no puedes quedarte. Esto no es tu casa, es sólo la tumba donde te han arr...
En el verano de hace ahora diez años, tras la publicación de algún libro mío, recibí de María un pliego doblado en cuatro y con un breve escrito que casi se perdía en la relativa inmens...
Sólo cuando la mirada se abre al par de lo visible se hace una aurora. Y se detiene entonces, aunque no perdure y sólo sea fugitivamente, sin apenas duración, pues que crea así el insta...
Por amplias que sean sus alas, la luz auroral que sigue al alba es como un boquete, un lugar que tiende a absorber y ofrecer al par la inminencia de que algo inconcebible aparezca. ¿Un ...
Bajo la flor, la rama; sobre la flor, la estrella; bajo la estrella, el viento. ¿Y más allá? Más allá, ¿no recuerdas?, sólo la…
Nacer sin pasado, sin nada previo a que referirse, y poder entonces… sentirlo, como deben sentir la aur… las hojas que reciben el rocío; abrir los ojos a la luz sonriendo;
Muchas gracias; muchas, muchas gracias. Qué va. Está muy bien. Dispénseme, señora. No hay de qué.
Asisitida por mi alma antigua, por mi alma primera al fin recobrada, y por tanto tiempo perdida. Ella, la perdidiza, al fin volvió por mí. Yentonces comprendí que ella había sido la ena...