Haiku 22
04/21/2016
Sus risas, llantos y carantoñas son inagotables. La dicha de tenerlas enriquecen mi vida.
Mi querida maestra: Eras una y única nuestra, latía en nuestro corazón, la fe de volverte a ver, sin nosotras poder saber,
Si perdonamos, liberamos el alma y nuestro ser. Pero sólo, si lo hacemos de verdad.
¡Brotes de amor! en esa rosa blanca, sobre mi pecho.
¡En el silencio! siento el cálido arrullo de las palomas.
Era una noche oscura, noche de nie… Apuré mis pasos errantes hacia don… como harían tantos amantes furtivo… Oigo una música sutil allá en la d… Todo mi ser estaba contigo.
Abro mis ojos, miro el amanecer. Siento el aroma de la mañana y digo: ¡desperté!, soy feliz.
Noche de insomnio, gotas de agua que caen. ¡Quiero dormir!
¿Amor de madre? va en una dirección. ¡Hacia adelante!
La mentira y la verdad, suelen ser o no creíbles. Todo depende del momento en que se digan.
Añoro, la guitarra el silencio y tú... Quimera
Nueva vida latía en su interior. Su juventud extrema, arropaba su vientre
Hermosa palabra, llena de esos matices que irradian vida. Es cuando el mar y el cielo se funden en un beso.
Se hace tarde, muy tarde... y el viento sacude los laureles. Entre humos y sombras regresa la n… La casa duerme, y yo, desvelada, descanso mi frente en la barandill…
Canta el Jilguero en su vuelo ondulado. Son sus gorjeos tan dulces y animados que deleitan la vida.