Haiku 5
Marzo /18/2016
El miedo late, golpea por doquier, escuece y arde. Irrita los sentidos, desvanece la vida.
Gracias te doy por estar presente en el día a día. Tu amistad sincera es regocijo y aliento.
—Acércate hijo, ven, pon tu manito en mi vientre. Aquí, mira, aquí dentro está tu he… ¿Vamos a dibujarla tú y yo? le dije dándole un beso.
Bajo la luna, las gotas de rocío, ¿turban mi sueño?
Saliendo el sol, corrí veloz al campo. ¡Volvió a llover!
Ese sonido de las pisadas sobre las hojas secas. Esconde una sensible melodía que encanta.
El silencio habla y también ensordece cual vulgar ruido. Podemos escucharlo si aprendemos a oír.
En su alma simple, cuanta veracidad encierra un Haiku.
Mi querida maestra: Eras una y única nuestra, latía en nuestro corazón, la fe de volverte a ver, sin nosotras poder saber,
¡En el silencio! siento el cálido arrullo de las palomas.
Suave cadencia, tibio frescor que abraza. ¡Así es mi mar! Siempre sueño con él, siempre... me pierdo en él.
Fresca y ligera te refugias del sol y del mal viento. Con tu belleza húmeda, esparces la pureza.
¡Cuantas historias! Una mirada así, lo dice todo.
En hoguera de melancolía hundo mis manos, y comienzo un intenso conjuro entre mi alma y yo.
En el silencio, mi oído siempre alerta, siente al fin... ¡paz!