11/04/2018 Coautoría Por Ada Zoe y Alfredo Jiménez (alias Alexander de Large) ¡Gracias amigo!
Noche de insomnio, gotas de agua que caen. ¡Quiero dormir!
Por favor, ven y rompe este silencio que me ensordece.
Algún día padre, me darás tu mano. Y yo también,
Para mí, “el paraíso” puede ser, simplemente, apoyar la cabeza
La mentira y la verdad, suelen ser o no creíbles. Todo depende del momento en que se digan.
La carne muere, envejece y nos duele como los años. El alma, siempre viva, nos impide morir.
Si perdonamos, liberamos el alma y nuestro ser. Pero sólo, si lo hacemos de verdad.
La margarita no perdona "al amor" ¡Por deshojarla!
Enlazadas nuestras tristes manos atravesamos la gran ciudad, sería nuestro último verano para enfrentar la realidad. Llegaste a tu morada final
Entre las ramas, rosas blancas al viento. Luego, ¡el cielo!
El silencio habla y también ensordece cual vulgar ruido. Podemos escucharlo si aprendemos a oír.
El trueno ruge. Y allá en la oscuridad, aúlla el lobo.
Ese viejo árbol que yace junto al río no puede erguirse. La corriente lo inclina pero a su raíz, ¡no!
La rana duerme, tranquilidad nerviosa. ¡Puede saltar!
¡Oh! sol de vida, nutriendo las crisálidas, ¡Hay mariposas!