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La música y el ciego

A la música se llega palpando la realidad,
como el ciego que encuentra,
al andar con los brazos levantados,
un rostro. Y el rostro sonríe
porque se sabe descubierto.
 
La sonrisa es lo que llamamos música.
 
No se toca música:
se toca la música.
 
Porque a la música se llega palpando la realidad.
Y no siempre se toca la música,
a veces sólo tocamos cosas que suenan.
 
Casi siempre.

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