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Alguien dejó el Huevo Cósmico en mi refrigerador

El 16 de diciembre de 2002, el que juntó estas palabras ingirió
una dosis considerable de penicilina y dos vasos de whisky. He aquí el fruto verbal de tal experiencia (escrito en una lúgubre oficina de la Secretaría de Transporte y Vialidad)
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Los verdaderos cambios,
aquellos que modifican estilos y maneras de pensar,
no son espectaculares.
 
La espectacularidad es
como tú quieras preocuparte de todo lo que quieras
mientras no viajes al carajo de los caballos mintiendo
cual casi se hubiera caído sobre la casa perdida
en mar de los sueños rotos que nunca me dejaron escribir
más que allá, en todos los sitios
y acá en ninguno.
 
Es muy fácil ganarse la vida
si no decide uno
comprarlo a menor precio de lo que vale
todo me da
no vueltas
sino que ando con un pinche sueño
que ya voy a caer casi
si no estuviera aquí,
no haría más que desnudarme
y meterme a la cama.
 
Esto es maravilloso
escribir sin pensar demasiado
pero ya
ahora
tengo la mente despierta como los refrigeradores
en el Casino de la Selva
allá
en Cuernavaca
donde estuve con Arturo,
como si no supiera nada, tinto,
fácil te haría pasar la locuras de líos
dientes que no se pueden quebrar.
 
¿Quién me quitó los dientes a proa?
Voy a utilizar esa palabra ópera escribir este libro
aunque otra vez ya me estoy durmiendo otra vez…
y tengo hambre.
 
¿Qué, esta gente no sale a comer?

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