ADIOS
De lo profundo llega una luz.
Vagones de estimulo repletos de medida plenitud.
Trémulo misterio de suspicacia veloz.
Un tren difuso de bendita perdición.
El llamado interno de una voz,
sobre transitadas vías de perdida bendición.
Abordo junto a la ajena compañía de un nuevo sentimiento
y me siento solo.
Un viaje hacia el olvido, me despido de tu padecimiento
y me duele todo.
Pero la soledad viaja a mi lado, no estoy tan solo.
A través del obscuro túnel la comprensión se vuelve más clara.
Saliente de él, los pasajes convertidos en estaciones.
Tu vida se forma y marcha a mi paso.
Una ventana abierta se exhibe como tu retrato,
donde recargo mi cabeza y libero mis percepciones:
como la figura de tu rostro meciéndose entre los árboles,
como escuchar tu voz en el canto de las aves
o mirar los nidales de tus pensamientos oscilar
con el murmullo de la ventisca,
dejados guiar por la opinante corriente.
Y después, la translucida laguna del razonamiento,
substancia estancada que desea fluir.
Un momento de olvido que se rompe en ondas.
Ondas sobre el agua que gesticulan palabras,
que nunca te escuchare decir.
Presencio como el invierno cubre la pena de un otoño.
Desnudos arboles que se cubren de nieve
e imagino tu desnudo cuerpo,
de piel blanca y fría al toque.
Descenderé en el invierno.
Quiero congelar la imagen de mi mano despidiendo la tuya.
El frio de un adiós, un saludo cálido
para llevarlo por siempre en mi interior.
Un tibio adiós, un hasta luego.
Un tibio amor, eso es mejor.
(2013)
Préféré par...
