La luna camina a oscuras su cintura, y yo he callado al hallarme desnudo sobre su mirada, de prisa me visto de miel para que ella no se valla y
me derrumbo sobre las plazas de su fuego, niña traviesa estropeando mi silencio, a llegado a cada momento a quitarme la frazada y me pongo antifaz de ciego, cuando tan sediento bebo de su espalda.
y ahora que le toco algunos acordes con esta vieja guitarra, ella se desespera y extiende sus alas quiero perseguirle y prenderme de su falda, quiero que se quede a observar luces que solo ella provoca y que solo ella reconoce en mi cuando se desviste y roza con sus piernas mi existencia, sobre la cama.