En casa soy bibliotecario, cargo
que es por consigna; me rodean libreros
como edificios yertos, algo austeros
se alojan mil amigos en letargo.
Biblioteca salvada de un embargo
(ya contaré la historia), casi enteros
mis libros sin querer fueron viajeros
conmigo en un exilio un tanto amargo.
Ya vueltos al hogar. ¡Placer egregio!
Alejandría de mermado inventario,
compendios que han formado un florilegio
dispar, en el que habito sin horario.
Son miles, ser custodio es privilegio:
Doméstico tesoro literario.