La sabiduría de los tontos
Qué tontos somos los que amamos sin condiciones.
Qué tontos los que aún creemos en la bondad del mundo.
Qué tontos aquellos que, aun heridos, elegimos amar.
Qué tontos... nos llaman.
Pero prefiero ser tonta antes que necia ante el amor. Prefiero abrir mi corazón una y otra vez, con la esperanza de que mi elección, algún día, refleje la luz de Aquel que me amó incluso antes de que yo existiera. Prefiero ser la tonta que perdona y vive libre, que la necia que se aferra al resentimiento y se acostumbra a llevar llagas en el corazón. Prefiero confiar en la bondad que aún habita en los demás, antes que vivir con miedo al daño que podrían causarme.
Soy tonta por elección. Tonta porque decido vivir de una forma irracional e ilógica ante los ojos del mundo. No temo lo que otros puedan hacerme; temo no seguir con suficiente entrega la enseñanza de mi Creador: amar sin condiciones, perdonar a los necios que creen ser sabios, y ser luz en medio de la oscuridad.
Soy tonta al amar... porque sería más tonta si creyera que debo temerle al mundo.
—Alma Mojica
