Las puertas de mi bóveda ansiosas anhelan abrirse con el tacto helado de tu llave de plata
El cielo, las estrellas Las cenizas que todo lo cubren Cubren la noche, El suelo, el mar, Cubren mi alma
Escucho el río Ese río que parece mar El ruido de las olas Que llega desde el Sur Escucho los autos
qué incómodo el sonido perpetuo de los grillos lamentándose en la noche eterna y calurosa de un diciembre cualquiera
poemas muertos palabras perdidas en mis noches en vela versos que pasean en la calesita eterna
Un paso más y el abismo Una caída eterna al despertar de mis sentidos
Me pregunto Si en algún mundo alterno El espacio y el tiempo Fueron benignos Si sentí tus labios
Quiero beber del licor febril de tu ser Quiero devorar el manjar prohibido
te veo tu aire solemne tus ojos fijos en otro mundo en el tuyo
Es un suplicio como una sed inextinguible en el desierto árido y vasto sin tener al alcance el oasis de tus labios
Me guardo La rabia contenida del deseo Un beso tuyo atragantado Los gemidos que no fueron nunca Me guardo
Hay algo ahí En la esquina de tu mirada En esa media sonrisa Que no se termina de formar En la frase no tan casual
Me desbordo Soy una copa De vino rebalsada De vino rojo y espeso Me desbordo
Es acaso posible Convivir con este impulso reprimid… Con estas ganas apagadas a la fuerza Se puede acaso dejar de desear
Otra despedida Esta, un poco más tierna Aunque no recuerdo tanto la anteri… Otra partida tuya Esperada e inevitable