Poesías. Londres (1810-1829)
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Sus dones la Fortuna, numen ciego… aquí rehúsa avara, allá acumula, y lo mismo que da nos quita luego, y en la inconstancia su placer vin… bellos son a la vista, no lo niego…
Deja, discordia bárbara, el terren… que el pueblo de Colón a servidumb… redimió vencedor; y allá vomita, aborrecida furia, tu veneno, y esa tu tea, a cuya triste lumbre
Tirsis, habitador del Tajo umbrío… con el más vivo fuego a Clori amab… a Clori, que, con rústico desvío, las tiernas ansias del pastor paga… La verde margen del ameno río,
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Imitación de Víctor Hugo. No bulle la selva; el campo no alienta.
Tal vez alguno habrá, que habiendo… el caso de la bella Flordelisa, diga que se lo tiene merecido hembra que tales vericuetos pisa, y que si recatada hubiera sido,
Saludad, pobres cautivos, a la Virgen redentora; alce cánticos festivos la devota cristiandad; ¡oh, qué hermoso brilla el día
¿Sabes, rubia, qué gracia solicito cuando de ofrendas cubro los altar… No ricos muebles, no soberbios lar… ni una mesa que adule al apetito. De Aragua a las orillas un distri…
Hay una magia en tu cantar, Teres… que deliciosamente me embelesa. ¿Gimes? traspasa el alma tu gemido… ¿lloras? me arranca lágrimas tu ll… No sé decir si alegre o dolorido
ARTURO… conciudadano soy de aquel que muev… mares y tierras y las gentes todas… Pues soy, cual veis, la blanca est… astro que nace a la debida hora
Quise más de una vez, en mala hora… escribir una página, Isidora, que detener tu vista mereciera. Desoyome mi Musa. Toda entera me pasé, te lo juro, esta mañana,
“Líbranos de la fiera tiranía de los humanos, Jove omnipotente ¡una oveja decía, entregando el vellón a la tijera? que en nuestra pobre gente
Lleno de susto un pobre cabecilla leyendo estaba en oficial gaceta, cómo ya no hay lugar que no someta el poder invencible de Castilla. De insurgentes no queda ni semilla…
Otra vez con cadenas y muerte amenaza el tirano español. Colombianos, volad a las armas, repeled, repeled la opresión. Suene ya la trompeta guerrera,
No dudes, hermosa Elvira, que eres mi bien, mi tesoro, que te idolatro y adoro; ...porque es la pura mentira. ¡Ah! lo que estoy padeciendo