Reglas
De festivos que deprimen y otras crisis juveniles.
No puedo decidir cuanto detesto ser frágil, si me hace más o menos persona, si me prepara o me destruye; no puedo soportar que la gente cargue con mis pesos, ni mis lágrimas, ni las consecuencias de mis decisiones, no es justo, y aunque suene patético creo en algún tipo de moral, y sí, es verdad, agoniza.
Es una cuestión de orgullo supongo y aunque nos ha mantenido fuertes nos hace estúpidos, en realidad esta bien tener miedo, pero no vivir en él.
Le temo a la soledad de estar rodeada de muchos; a la confusión de que no sepan - ni ellos ni yo–, quien está bajo esta máscara; a la oscuridad de mis demonios; a lo cruel de mis pensamientos y a la necesidad que tengo que otros.
Y cada que lo considero entro en la contradicción de sentir asco por el despropósito de nuestras vidas egoístas pero confiar en la causas nobles y la gente buena. Nunca podré estar segura.
No se cual es la mejor versión de mi, no se si existe una y si vale la pena encontrarla. Y entre tantas cosas trato de repetirme estas tres, cada que las olvido:
1. Las únicas expectativas válidas son las que tenemos con nosotros mismos.
2. No hemos venido aquí para cargar con peso de hacer feliz a otros.
3. No hay nada que duela tanto como la ausencia de uno mismo.
Hazte un favor: Sé feliz, sé feliz por ti y solo contigo, porque la vida no vale nada y lo vale todo, porque hay mucho por hacer y nada es obligación, sé feliz porque sí y por las 1000 razones que encuentres. Total nadie tiene derecho a cuestionarlas.
La lucha sigue siendo mía, pero los abrazos reconfortan, Gracias por tanto
Piaciuto o affrontato da...
