Cargando...

Amistades lejanas

 
El viento trae voces a mi alcoba.
Susurros de personas a las que
he cubierto con carcoma.
Lo que el tiempo y la distancia,
hacen con nosotros,
es una estratagema, un destrozo,
una caricia irrisoria que lo descoyunta
absolutamente todo.
 
En el lejano recuerdo, otro yo mismo.
Una amistad fehaciente, con pegamento.
Una forma de ser común, de compartir,
de vivir, de coger la vida,
como la sartén, por el mango.
 
Ahora solo queda este silencio,
las brisas de aire que entran por
la ventana me traen esos recuerdos.
Me hablan de esos amigos, de esas
personas, me retrotraen a sus infinitas
pero distintas sensaciones.
 
Me siento en bragas y no sé que
contestar. Al universo ni a la vida.
El alejamiento, la distancia, el reloj,
la persona a la que creí conocer,
la madurez estúpida, el niño olvidado...
¿Todo esto para qué?
 
Siendo alguien que odia a esas personas
que creen que la vida no tiene un sentido,
un propósito, o una razón de ser, me siento
como uno de ellos, al haber abandonado
a todas esas almas circunscriptas,
que me hicieron sentir tan exultante,
tan vivo y ahora tan perecedero.

Otras obras de Antón Sobrino...



Top