No tengo hogar al que volver más que a los recuerdos
No tengo hogar al que volver,
más que a tus ojos, donde el sol aún brilla,
a las tardes de promesas, a las noches de caricias,
donde el mundo desaparecía entre tus manos y las mías.
Tu voz se disuelve en el aire como un susurro,
y aunque mi cuerpo camine lejos de ti,
mi alma regresa una y otra vez
a los abrazos que creí eternos,
a los besos que el tiempo borró.
Las paredes ya no guardan tu risa,
pero cada rincón tiene tu huella,
y aún huelo tu perfume en el viento
cuando la memoria me acaricia
con las sombras de lo que fuimos.
No tengo hogar al que regresar,
pero en cada recuerdo tuyo,
encuentro el refugio que perdí,
y aunque el presente se haga gris,
tus recuerdos son mi único lugar.
