#Argentinos #PremioCervantes #SigloXX #1981 #LaCifra
Entra la luz y me recuerdo; ahí es… Empieza por decirme su nombre, que… Vuelvo a la esclavitud que ha dura… Me impone su memoria. Me impone las miserias de cada día…
Creo que “ser feliz” es algo muy raro, ocurre muy pocas veces. La felicidad se encuentra generalmente en el pasado y eso es, por supuesto, una forma de desdicha presente. Por otra parte...
El hombre llegó del sur de Inglaterra en un amanecer del invierno de 1877. Rojizo, atlético y obeso, resultó inevitable que casi yodos lo creyeran inglés y lo cierto es que se ...
En la sala tranquila cuyo reloj austero derrama un tiempo ya sin aventuras ni asom… sobre la decente blancura que amortaja la pasión roja de la…
... En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que el mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad, y el mapa del Imperio, toda una Provincia. Con el tiempo,...
El bastón, las monedas, el llavero… la dócil cerradura, las tardías notas que no leerán los pocos días que me quedan, los naipes y el tab… un libro y en sus páginas la ajada
Dejan caer el libro, porque ya sab… que son las personas del libro. (Lo serán de otro, el máximo, pero eso qué puede importarles.) Ahora son Paolo y Francesca,
Ya se había hundido la encorvada l… Lento en el alba el hombre rubio y… Pisó con receloso pie desnudo La arena minuciosa de la duna. Más allá de la pálida bahía,
Mi callejero no hacer nada vive y… La noche es una fiesta larga y sol… En mi secreto corazón yo me justif… He cantado lo eterno: clara luna v… He conmemorado con versos las ciud…
Me habré cruzado con él En una esquina cualquiera. Yo era un chico, él era un hombre. Nadie me dijo quién era. No sé por qué en la oración
¿Qué soñará el indescifrable futuro? Soñará que Alonso Quijano puede ser don Quijote sin dejar su aldea y sus libros. Soñará que una víspera de Ulises puede ser más pródiga que el poema...
Aquí está la moneda de hierro. In… las dos contrarias caras que serán… de la terca demanda que nadie no s… ¿Por qué precisa un hombre que una… Miremos. En el orbe superior se e…
Si las páginas de este libro consienten algún verso feliz, perdóneme el lector la descortesía de haberlo usurpado yo, previamente. Nuestras nadas poco difieren; es trivial y fortuita la...
Tuyo es ahora, Abramowicz, el singular sabor de la muerte, a nadie negado, que me será ofrecido en esta casa o del otro lado del mar, a orillas de tu Ródano, que fluye fatalmente como s...
Dóciles medias los halagan de día y zapatos de cuero claveteados los fortifican, pero los dedos de mi pie no quieren saberlo. No les interesa otra cosa que emitir uñas: láminas córneas,...