#Argentinos #PremioCervantes #SigloXX #1975 #LaRosaProfunda
Sueño que el mar, el mar aquél, me… Y del sueño me salvan las campanas De Dios, que santifican las mañan… De estos íntimos campos de Inglat… Cinco años padecí mirando eternas
Un hombre ciego en una casa hueca fatiga ciertos limitados rumbos y toca las paredes que se alargan y el cristal de las puertas interi… y los ásperos lomos de los libros
El universo (que otros llaman la Biblioteca) se componte de un número indefinido, y tal vez infinito, de galerías hexagonales, con vastos pozos de ventilación en el medio, cercados por ...
Aunque de ejecución menos torpe, las piezas de este libro no difieren de las que forman el anterior. Dos, acaso, permiten una mención detenida: La muerte y la brújula, Funes el...
Bajo el notorio influjo de Chesterton (discurridor y exornador de elegantes misterios) y del consejero áulico Leibniz (que inventó la armonía preestablecida), he imaginado este argument...
En el Canto X del Paraíso, Dante refiere que ascendió a la esfera del sol y que vio sobre el disco de ese planeta—el sol es un planeta en la economía dantesca—una ardiente corona de doc...
Yo dormía en la cumbre y era hermo… Mi cuerpo, que los años han gastad… Alto en la noche helénica, el cent… Demoraba su cuádruple carrera Para atisbar mi sueño. Me placía
¿En qué reino, en qué siglo, bajo… conjunción de los astros, en qué s… que el mármol no ha salvado, surgi… y singular idea de inventar la ale… Con otoños de oro la inventaron.…
Vi en el reloj de la pequeña estación que eran las once de la noche pasadas. Fui caminando hasta el hotel. Sentí, como otras veces, la resignación y el alivio que nos infunden los lugar...
Lento en el alba un joven que han… la larga reflexión y las avaras vigilias considera ensimismado los insomnes braseros y alquitaras… Sabe que el oro, ese Proteo, acec…
El volumen caído que los otros ocultan en la hondura del estante y que los días y las noches cubren de lento polvo silencioso. El ancl… de Sidón que los mares de Inglate…
Zanjones, sierras ásperas, médanos, sitiados por jadeantes singladuras y por las leguas de temporal y de…
Que la antigua tiniebla se agrande… Que de la porcelana cóncava mane e… Que los bélicos “crackers” retumbe… Que el incendio de un leño haga il… Que el tempestuoso fuego, que agre…
Las traslúcidas manos del judío labran en la penumbra los cristale… y la tarde que muere es miedo y fr… (Las tardes a las tardes son igual… Las manos y el espacio de jacinto
En la infancia yo ejercí con fervor la adoración del tigre: no el tigre overo de los camalotes del Paraná y de la confusión amazónica, sino el tigre rayado, asiático, real, que sólo pue...