La absoluta marcha de su voz
Corran firmes espadas
en el tiempo,
entre giros estrictos
imperfectos.
Dos serán suficientes
en un acto,
veinticuatro inconscientes
a su paso.
Y un más ágil bate
ante ellas,
seis decenas punzantes
a una estrella.
Quitaré de mi vida
este hartazgo,
cruzaré hasta lo eterno
sin formatos.
Ante sus ojos mudos
seré ufano,
pero no seré el único
y fantástico.