Tus rosales
Te regalo, de mi amor,
una fuente inagotable;
mis sueños claros te doy,
mis páginas inmortales;
mi cáliz de luz, mi hoy,
mis lágrimas abisales.
Y te obsequio mi pasión,
mi flama pura que arde,
que enciende mares en hielo
y entibia mil soledades,
y la pupila de mi alma
que guarda hondos paisajes.
Te doy mi antiguo dolor,
el que me enseña a entregarme,
el que me ha visto crecer,
el que hace dulces mis frases,
aunque me dejes caer,
aunque en su hiel me derrames.
Te doy mi sombra y mi sol,
me quedo con tu semblante;
te doy mi nueva ilusión,
mi luna, mis besos suaves;
te doy mi desnuda voz,
mi transparencia de aire.
Y si no cedes, mujer,
si tus pétalos no abres,
si he de sentir tus espinas
como dagas que me invaden,
te doy mi agua también,
para saciar tus rosales.
