Porque es fuerza comerlo
aunque te resquebraja su dureza.
Porque es fuerza comer,
aunque te consuma la culpa y medre tu suplicio.
Hoy la mañana me acertó,
arrojé la culpa que me acarreó
acabar con su dureza
y devorar su fulgor.
Parado estoy, frente a otro pan
insistiendo para no repetir la misma ceremonia
que acaba poco a poco con mi ser.
Porque es fuerza comer, aunque a veces nos conflictúa.