Carmen Matute

Con ecos de casa vacía...

Con ecos de casa vacía
resuena tu nombre
y se pierde
en el laberinto de mi lengua.
Desde este túnel
donde aún busco mi muerte
—madre—
de nuevo me atas
al iluminado árbol de la vida,
aunque tú y yo sabemos
que un ataúd espera
por mi rostro sin máscaras,
mi cuerpo desnudo,
mi corazón de polvo.
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