La memoria es una tumba abierta donde puedo enterrar la piedad por mí misma, mientras un felino se desliza muy suave
Casi podría decirte devorada por la angustia me asomo a la vieja cueva prohibida donde habitan
Con ecos de casa vacía resuena tu nombre y se pierde en el laberinto de mi lengua. Desde este túnel
Aún deseo mis antiguos tiempos fetales, en que fui pez opalescente y ciego.
Qué difícil contarte esta verdad, porque tú no sabes nada sobre su vestimenta leve, que se va deslizando por los huesos
A tu ancho cuerpo de jade y plata vuelvo, jinete de manos verdes y pleno cuerpo verde de fosforescencias nocturnas.
Tras las ventanas que tamizan la luz del sol que muere aguardaba el amor de un joven fauno, su ternura despiadada,
Nada he sido nada soy sino escondida isla sin pájaros ni habitantes
Para Susana y Rigoberto Juárez P… Una misma insurrección morada, una misma, persistente memoria guardada por siglos en semillas,
Por recorrer tu piel a pedacitos olvidé la piel agrietada de la patria, dejé de andar por sus caminos, no llegué hasta sus aldeas,
Los incrédulos repetirán —una y otra vez— tu nombre, como lo hago yo en esta noche de turbia embriaguez
Me había sido tan ajena siempre, y hoy de pronto me descubre su color sencillo
A veces huyo por intrincados caminos construidos de palabras, que me llevan a los páramos de nadie.
Bajo el ala de la noche que deja su huella imprecisa bajo la sombra del corazón repudiado
Tatuada con inscripciones misteriosas que una mano de fuego trazó por error aquí estoy