#EscritoresEspañoles Carolina Coronado
Me acuerdo bien del venturoso inst… cuando vi yo la luz en vuestro ori… ¡Cuánta luz, cuántas llores, cuánt… y qué mundo tan bello y tan brilla… ¿Por qué no estaba alegre tu sembl…
Nada resta de ti... te hundió el a… te tragaron los monstruos de los m… No quedan en los fúnebres lugares ni los huesos siquiera de ti mismo… Fácil de comprender, amante Alber…
Pálida insomne, lánguida doliente, sombra tan sólo de criatura humana ya consumida por la fiebre ardient… viene de las orillas del Guadiana. La copa de cristal donde bebía
¿También, nueva cantora, el arpa juvenil cubres de luto? ¿Tú desconsoladora a la musa, que llora, rindes también tributo
Antes que por la lluvia fecundada arde la tierra al sol de primavera… que apresurando su veloz carrera, muestras la luz de mayo anticipada… queda la yerba mísera abrasada
Esa oscura enfermedad que llaman melancolía me trajo a la soledad a verte, luna sombría. Ya seas amante doncella,
Mis ojos, Laura, vertieron mil veces lloro a raudales, mas nunca lágrimas fueron a estas lágrimas iguales. El tierno y bello cantor
Yo te vi, triste amapola, de las flores retirada mecer la roja corola entre la espiga dorada.— Leve el cuello y hechicero
Al recobrar la que lloré perdida prenda de la amistad, con tanta pe… del hallazgo dichoso me enajena el contento más dulce de mi vida; Yo juré recobrarla, aunque escondi…
¡Nadie se muere de amor! ¡Cómo habías de vivir si amando, pobre mujer, tenemos que combatir, y el luchar nunca es vencer,
Vamos a vindicar de Extremadura la capital oscura y a levantar en palmas, extremeños… que, por Dios es vergüenza, que otra ciudad nos venga
¡Qué caso tan peregrino un año sin primavera!... Pasó sin que yo la viera ¿o es tal vez mi desatino? ¿Qué bandos de ruiseñores
¡Ved los hombres cuál son, ved qué… Un Redentor el cielo les envía y en la terrible cruz, dulce María… clavan los hierros sus divinas man… mirad los hierros, y llorad, herma…
La estrella, el signo... ¡Ideal! el Hado infausto... locura; que para todo mortal propicia, fácil, igual en el mundo es la ventura.
Yo te olvidaba ya; ni una alabanza a la gloriosa bóveda te envía la cantora sin fe; sin confianza enmudece, Señor, el alma mía; horas de ingratitud donde no alcan…