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Libertad

Libertad

Libertadad
 
Suéltala dijiste.
Que vuele libre.
¡Déjala!
¡Desencadénala!
Atascada en algún
Resquicio estaba
atrapada.
Llegaste tú
con tu verbo
encendiendo
la llama sagrada,
alumbrando
la perenne oscuridad
de mi casa, abriendo
oxidadas verjas,
trabadas ventanas,
renovando palabras...
Bajo el esplendor de tu luz
muy quedito fui soñándome
con tus alas hasta llegar más
allá de la bóveda celeste
y alcanzar tu estrella.
¡Déjala, suéltala,  Insististe!
Y no sé... en algún momento
desataste una marejada
oceánica en agitados
estertores que maravillaron
a tus pupilas en nocturna
delectación.
El alma liberada está.
No la dejes a su suerte,
Pues, sólo se reconoce
el mástil de tu estrella,
con tu sonrisa, que la hechiza
cuando la ve y mágicamente
le da vida  a la de ella cuando
te mira.
Andariega no quiere andar,
No quiero anhelar en otro
puerto lo que en ti espero.
Mariposas caen cual
hojarascas en otoño, abierta
has dejado la puerta.
El sabor a libertad bulle por
los poros, y los sueños e
ilusiones a tropel huyen
buscando tu horizonte,
queriendo dulcemente
arrebujarse al espíritu
que la libertó, queriendo
a toda hora despejar mis
espacios de ésta, tu ausencia
que tanto lastima...
Derechos de autor reservados
Ceci. © Cecilia Josefina García de Casanova
Venezuela.

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