#EscritoresCubanos
Esto hicieron otros mejores que tú durante siglos. De ellos dependía tu sensación de libertad,
¡Oh dulcísimo callar del ángel de mi sigilo! ¡Oh dulcísimo callar del mundo en mi corazón! ¡Oh dulcísima miseria
En aquella ciudad morada y mustia los mulos del carbón, los níveos p… escanciaban la forma serena de mi… iniciaron el fúnebre ajedrez de su… Era mi vida un sueño confuso de ho…
Al despertar el primer gesto es pa… oh voluptuosidad perdida, sacando de la luna y de los muros… como la flauta silenciosa del bast… en las hojas lejanas una sílaba in…
Cuando tocábamos el tiembre al fondo del corredor inerte, se oían sus tacones por el cuarto como en una angustiosa novela. Estaba sin duda arreglándole el la…
Porque tal es el rostro del fracas… que el espejo devuelve ciegamente aun antes de llegar, dulce y demen… el último rescoldo del ocaso: frente de la obsesión y del rechaz…
¿Vienes menos cada vez, huyes de mí, o es que estamos entrando en tu si… y ya tenemos poco que decirnos? Pero ese poco,
Vuelve la tarde cuando el niño polvoriento se echa… y suena su peso en las nubes como un fresco morado distinto que abre suavemente los ojos de la…
La dulce mañanita, los gorriones que vienen a las migas uno a uno acompañándonos al desayuno con cuerdas de Vivaldis y Albinon… sus saltitos cimbrando los cordone…
entra dice la ene de la nieve que sólo existe para el calendario si entre eros y héroe no se atreve a prescindir del año imaginario sigue la fe que nos sopló el prime…
Este ir de la vida a la escritura y volver de la letra a tanta vida, ha sido larga, redoblada herida que se ha tragado el tiempo en su… Abierto como res por la lectura,
Este libro no es tanto de poesía como de conciencia. Sus versos resultan duros y desabr… pero dicen la verdad de mi corazón cambiante y una
Ahora que empieza a caer, del ciel… de nuestra vida, que sólo nosotros… profundo, estrellado, carne y alma… ese polvillo sagaz en tu nocturno… ahora que el lápiz finísimo, graba…
Y así calladamente contra el humo del arroz en el cuarto que el sins… miré tus grandes manos, campesina férrea de piel, forrada súbita de… como la flor de oro; y tú secabas
Queda, sí, aroma interminable, y q… Porque no podemos asumir su muerte… En los últimos minutos de su vida Se invisibiliza para la narración…