PENSANDO EN EL MÁS ALLÁ.
Porque el final de la existencia llega
más que fatal e inexorablemente,
siempre debiéramos tener presente
limpiar el alma, para hacer su entrega.
Quien es creyente a altas instancias ruega
compasión de manera vehemente
y el ateo no piensa, es consecuente,
en la otra vida, que hasta incluso niega.
Cada persona es libre de pensar
aquello que le plazca, por supuesto,
pero que nadie su criterio imponga,
porque nunca podría demostrar
que con sus mimbres para hacer tal cesto
lo pueda hacer, por terco que se ponga.
