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Un mal texto sobre amor propio

Te voy a dar un consejo, uno chiquito, sin tanta palabrería y sin darle tantas vueltas. La culpa no es tuya, porque tú sí quieres bonito, porque tú sí te rifas, porque tú te saltas las señales y a lo mejor a veces entregas demasiado, pero venga, que nadie es culpable por colocarle demasiadas ganas a lo que le hace brillar el lado izquierdo del pecho. Por eso no cambies, no dejes que los putos malos amores que quieren con las patas te apaguen, no dejes que los malos tragos acaben con esa alma terca, valiente y aventurera que gusta por enamorarse con cada maldito centímetro, no dejes que haber escogido mal o haber creído en quien no debiste te haga darle la espalda al amor. Venga, que no por ir a una mala taquería dejas de comer tacos, simplemente a la próxima lo haces con más cuidado, y así es también en este pedo, no todas las personas te harán mierda y te dejarán a oscuras, pero debes aprender la lección, porque si no te la vas a pasar de un romance culero a otro, echándole madres al universo por tu mala suerte. Así que ya para no hacer tan largo este mal texto sobre amor propio, así de bonito como quieres, valoras, presumes y apapachas a la persona que tienes al lado cuanto decides aventarte, así quiérete también tú cuando la soledad llegue, y no, no la corras enseguida, invítala a pasar y sírvele café, deja que te enseñe, para que no vuelvas a aceptar ningún amor pendejo y a la mitad con tal de no estar solo.

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