Tantas palabras escritas sin algún destinatario, tantos días grises sin lluvia para purificar, tantos sonetos sin una guía, sin tránsito al pecho. Me pregunto ¿Será que el mundo lo ata un hilo invisible de posibilidades análogas? ¿O es la vivencia imperceptible lo que nos hace aceptar lo tangible?

A Veces lo que comprendo no me conviene, lo que reflejo me corta el ego como daga alemana, como guillotina a Luis XVI .

Las palabras brillan aún más en el filo de la hoz, el entendimiento se opaca con  4 piernas en la cama, las decisiones se esfuman, la verdad se camufla en una lengüita que en la punta trae sal para la herida. Con la misma herida, mandar al carajo el horror de amar, ya que en esta sociedad amar es enterrarse un cementerio dentro.