La oscuridad es importante para futuras iluminaciones, brillar es un camino luciérnaga: titileas, brillas y mueres. Ser sabio es callar ante la muerte y sonreír ante la vida, restante a eso picarle el ojo al destino y seguir.
Vivir en el silencio aunque agote, existir para llevarle la corriente a la naturaleza, engañándola, escribiendo.
Ser ingenuo ante lo que se relata, contradiciéndose para entender  que siempre lo hacemos para creernos sombras, porque es normal fingir cosas que nunca seremos, luz y oscuridad para proyectarnos.
Sonreír sin tenerme cerca, porque solo es una figura geométrica lo que refleja mi cara, pero mi alma está cóncava. Tomar agua envenenada para retomar fuerzas.
Destilarme, quitarme las propiedades negativas o alimentarme de lo que sobre: delirio y mal de amores. Resistir lo inexistente, insistirle a la vida, reclamarle a la suerte, la mala. Dormir sin párpados, cada movimiento es un segundo y si no se aprovecha se desvanece con la misma velocidad. Amar para vender el alma  a quien corresponde  darle un beso sin aliento, porque ya se fue.