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POESÍA JAPONESA

HAIBUN

Llegó el final de aquel camino,
lloró mientras se abrazaba al tronco de aquel árbol.
Cogió el tren, el paisaje pleno de cuadros amarillos y verdes,
la alejo por un momento de sus pensamientos.
Árboles frutales pasaban por la ventanilla, aromas
a flores, a huerta, a tierra.
En esa mañana de junio iba para su casa, le vino a la cabeza
el olor a mar, a barcazas con las risas de los pescadores,
y sonrío, empezaba de nuevo, la universidad se terminó, le quedaban
buenos amigos, algún amor y un enamoramiento de aquella
mágica ciudad. Pero por fin llegaba a su hogar.
 
 
Esos tomates
me los comeré yo,
bajo las parras.

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