POESÍA JAPONESA
Amigo mío, hoy quiero contarte, que cuando te vi me enamoré hasta de la sombra que bajo la farola vi. Qué mis pensamientos
Por que soy libre y yo elijo. la sociedad me quiere esclava, pero mi libertad me la gané el día en que entendí que solo yo podía guiar mi vida.
Siempre hemos hablado; hoy tú miraste mis ojos, vi oscurecerse tu pupila me estremecí. Tu mano agarró
Quisiera hablarte como hablo al cielo a los mil luceros brillando como cristales que les digo:
Lo que está roto nunca retornará igual. Cuando la decepción te envuelve es difícil de desnudar,
Conocerte fue ver el sol dentro de mi pecho iluminando cada centímetro de mi corazón. Recuerdo tu pelo que mis manos deseaban amasar, acariciar
Flor que cautiva aromando el jardín, un jazmín níveo. La cerca blanca está envuelta en mil rosas,
Hay un hombre que a mí me ha vuelto loca un hombre que sabe darme lo mejor de sí mismo. Por qué hay hombres
Vete tú corazón, no hay nada más d… que tu ida. El río Guadalquivir se ensombrece… al mirar el barco que te lleva. Vete tú, que yo no puedo;
¡Cómo te echo de menos! Duele no verte más, dicen que mañana es otro día, pero los días se me escurren entre las lágrimas.
Engaño la mente escribiendo, mi voz se quiebra oigo pasar los coches, en uno de ellos vas tú, el corazón florece
Era una tarde de noviembre paseando por el Albaicín lo vi por última vez, me miró con sorpresa cerveza en la mano.
Solo dije adiós, dicen que cuando una puerta se cierra, una ventana se abre y a mí me dan ganas de tirarme por ella.
Aprendí que hay personas que solo miran por ellas mismas. Qué los ojos mienten que las bocas hablan lo que el corazón niega.
Qué hago mirando el amor si este se fue. Miro por la ventana gente que con indiferencia pasea por la calle