En las alforjas vacías de la conciencia
reminiscencias de antiguos ritos paganos se ciernen
en el domicilio de una calle arropada por palabras
que giran hacia la nada tratando de humanizar la noche
al vórtice de sus juegos apasionados,
que como cántaros hastiados del delirio
esparcen en la noche esa armónica cadencia.
Esta carne hecha de versos,
de palabras que pulen el tiempo
habitada de surcos,
en la brevedad de agotados atardeceres,
atisbando tibios lechos de sentidos placeres,
en ese espacio evanescente de la costumbre
bajo un concierto de imágenes que ovulan tu nombre
cuando el humus fatuo
dejó que nos hundiéramos al pie de la duda.
Entonces...
más allá de un silbido de flautas
cuando la noche copula entre mis versos
bajo el éxtasis de los sauces,
entre caricias inventadas
hasta donde se extravía la cordura o el amor...
Yo,
Voluptuosa y fugitiva
cuando el deleite jadeante se escape
te escribiré para decirte,
bajo la serena agonía sempiterna...
que se me extinguió el azul lívido del deseo.
Doris melo
2012