Noches de Septiembre
a Alma
En las noches de Septiembre yo admiro
de tu rostro tus labios carmesí,
tu sonrisa rebosante en frenesí,
tus ojos, que al mirarme yo suspiro.
Cuando pasas a mi lado yo respiro
el perfume de tu piel, que es para mí
gema más hermosa que el rubí;
y me enamoro sin remedio si te miro.
No soporto la espera para verte
y admirar tus piernas tan divinas.
Tu recuerdo en las horas vespertinas
despiertan el anhelo de tenerte
por siempre entre mis brazos, y ofrecerte
en las noches de Septiembre mis poemas.
Año 3AD (Antes de mi Domadora). A nuestro conocido Corazón Apasionado se le había presentado la oportunidad de recibir algo de efectivo a cambio de compartir, con entes inmaduros del Homo Sapiens, los conocimientos adquiridos en la Facultad de Ciencias; es decir, comenzó a dar clases en una preparatoria particular. Gracias a ello, había trasladado su morada al sur de la Ciudad de México y adquirido la costumbre de ir de cuando en vez por semana a un restaurante Potzolcalli.
La recepcionista era una chica atractiva, con bella sonrisa. Así que ni tardo ni perezoso pasado el tiempo escribió otro mas de los Sonetos Nocturnos y en cierta ocasión se lo entregó. Le explico que le daba por escribir poemas y quería entregarle el que le había inspirado sin pretenciones algunas (no queria negocio alguno con el ingrato de Cupido).
La próxima ocasión que acudió al Potzolcalli ... ella ya no estaba.
