Con la caña en las manos, la carnada
de la paciencia puesta entre las sienes,
pesco dentro de mí, pesco en el lago
de mi vida interior, mi ser de niño.
Lo saco lentamente. Lo contemplo
roto, enlamado, viejo.
Le doy respiración artificial.
Lucho por conquistarlo,
le pregunto a las fosas nasales de su pulso.
Se anima poco a poco. Poco a poco.
Lo acorralo en sus sílabas primeras.
Entiendo su dolor. Oigo su grito.
Hojeo lentamente sus sonrisas.
Me aprendo de memoria la secuencia
de sus respiraciones.
Hoy hay fiesta en mi pecho.
Se invita a los adultos
que gustan del deporte de la pesca.