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Modelo

La tercera edad hizo de las suyas  
expropiándole poco a poco
piel a piel
la donosura
a la modelo.
Preocupada por el avance del enemigo  
la mujer
entabló una lucha a brazo partido  
con los años
y su marcha ominosa y sin respiro
a lo largo y a lo ancho de su orgullo.  
Con mascarillas
         cremas
                 afeites
—de los que usan seguramente los ángeles
                                                       demacrados—
intentaba detener
parar en seco
la implacable corriente de minutos  
de lo inexorable.
Para potenciar su pugna
se hizo de un espejo
honrado
        claridoso  
que a la menor provocación
decía sin quitarle una coma la verdad.  
Y ella se pasaba
(con su tejido de horas en la mano)  
acorralándolo con preguntas y preguntas  
y escuchando
contrita
       temblorosa
                incrédula
sus respuestas
hirientes
heladas
sin misericordia.
La modelo
        en angustiosa carrera  
trataba infructuosamente  
de enmendarle la plana
a lo definitivo.
Pero con el paso de los años
fue perdiendo la vista  
hasta quedar
ensimismada
con la niña de sus ojos  
amarrada a su miopía.  
El espejo también fue envejeciendo
de modo tal que
roto
sucio
derrotado
comenzó a balbucir  
incoherencias.
La alcoba de repente
se llenó de mentiras y mentiras  
de la llora y la fauna
de una alucinación  
desbocada.
Dejó de ser
el primer círculo del infierno  
para volverse el atrio
del
paraíso.

(2008)

#EscritoresMexicanos El De me pertenece poco un viento

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