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Oda V

Suelta al céfiro blando
ese vellón que luce en tu cabeza,
verás que, tremolando,
a cautivar amantes, Lida, empieza,
y que en cada cabello
enreda un alma y aprisiona un cuello.
 
Como en el mes ardiente
el viento mueve las espigas de oro
con soplo diferente,
así las hebras, que en el alma adoro,
del céfiro movidas,
darán mil muertes, vencerán mil vidas.
 
No de otra suerte Apolo
con su resplandeciente cabellera
viste de luz el polo,
ni el mismo sol resplandecer pudiera,
si de tu roja frente
no hurtara rayos para darle a oriente.

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