El poeta es una espada degollador de mentiras que a la naturaleza ama y que por una flor lloraría
Que gran locura esa la mía, la de querer ser todos y no ser ninguno. Que gran locura esa la mía, la de creerme rey
Hay una libertad inmensurable hay un tiempo no perdido dónde tus ojos no veían su sombra pero el tiempo te entrego a él hay delicadeza en tu cabello
Me he cegado, me he cegado a mí mismo para ver la verdad tal cual es: oscura.
Tras la puerta escondida la luna siempre estará. Aunque tú te hayas ido ella nunca se irá. La sangre se ha acabado,
Quisiera escribirte el poema más bello del mundo. Pero no puedo. No puedo
Sobre el cielo oscuro a las tres de la mañana. Sobre tu cuerpo desnudo que la brisa emanaba. La otra noche fue un triunfo.
Me gusta que el polvo se pose en mis brazos. Cuando estoy acostado en la tierra. ¿Por qué
Solo con la noche, inmerso en las estrellas se me revelaron los secretos del mundo. El pasado, el presente y el futuro
Sufro porque te amo sufro a ratos: cortos largos... El amor lo sufro
No se puede ser feliz sin ninguna compañía yo sé de las tristezas y de las noches frías Sé de flores y de estrellas
No he sido ya de ningún sitio, ni pertenezco más a esta esfinge. Cuadros que decoran mi cuarto. ¿Los huéspedes se han ido? Y si regresasen, ¿Quiénes serían?
Hay en mi calor o en mi color un no sé que que se ha ido. Es para los olvidados
Pronto habremos sueño arcano, soñado con el desierto frio, de noche solo y estrellado, de día rojo y amarillo. La máscara más antigua sonreía,
Se paciente mantén la calma haz que tu esfuerzo valga la pena. Valdrá la pena. No estas en otro sitio sino aquí