#Andaluces #Españoles #Modernismo Francisco Villaespesa
Si yo fuese un orfebre florentino, sobre el cristal de una esmeralda… con unción religiosa, cincelara la línea audaz de tu perfil latino… Y en el más puro oro, en el más fi…
Asómate al balcón; cesa en tus bro… y la tristeza de la tarde siente. El sol, al expirar en Occidente, de rojo tiñe las vecinas lomas. El jardín nos regala sus aromas;
Te vi muerta en la luna de un espe… Has sido en todos tiempos Elena y… En tu rostro florecen las rosas de… y en tu seno las blancas magnolias… Por ti mares de sangre los hombres…
La gente de la casa sollozaba detrás de la empañada vidriera, y un acre olor a derretida cera en el fúnebre ambiente se aspiraba… El carpintero, impávido, clavaba
El ritmo, el gran rebelde, me rind… y cuando quiero ríe, y cuando quie… y he domado a mi estilo como a un… a veces con el látigo y a veces co… Conozco los secretos del alma del…
¡Qué suavidad, qué suavidad de ras… qué acariciar de plumas en el vien… en terciopelos se apagó mi paso y en remansos de seda el pensamien… Todo impreciso es como en un cuent…
Para cantar mi mente quiero un ver… un verso que refleje la cándida tr… del azahar, que, trémulo, deshoja… a las blancas caricias de una tími… No amortajad mi cuerpo con el saya…
Con el fervor de un lapidario anti… quiero miniar a solas y en secreto… la tentación de tu perfil ambiguo en las catorce gemas de un soneto. Para nimbar tu tez blanca y severa…
Ten un poco de amor para las cosas… para el musgo que calma tu fatiga, para Ia fuente que tu sed mitiga, para las piedras y para las rosas. En todo encontrarás una belleza
De la tarde de octubre bajo la luz… en la fuente de mármol que el arra… diluyen los cipreses su esmeralda… y la arcada del fondo su tristeza… Rosales y naranjos... Mustio el j…
¡Alma mía! Soñemos con la estació… Abril, lleno de rosas, a nuestro e… El Arte será el último refugio de… cuando ya no tengamos ni en la Vid… No aceptes de otras manos lo que y…
La noche me envolvió como un perfu… y en el silencio tus pisadas eran un lento resbalar de terciopelos sobre una frágil ilusión de seda. Tembló tu corazón bajo mi mano
En el espejo de tu mar tranquila la mole secular de la Alcazaba, como en el fondo azul de una pupil… su morisca silueta recortaba. En el áureo fluir del mediodía,
Todas las noches a la cita vienes, no sé de dónde, lívido el semblant… los cabellos pegados a las sienes, cual los cabellos de un agonizante… Descorres las cortinas, y te paras
El alba ciñe las primeras rosas espejo de la mar bruñido, y agranda las pupilas ojerosas la expectación de lo desconocido. El sol disipa el matinal celaje,